Valores morales: La libertad

La libertad.
Resultado de imagen para libertadEn la historia anterior, la tía Guillermina les relata a sus sobrinos un cuento que ella inventó y que parece una fantasía, pues ocurre en un país imaginario. Sin embargo, el relato aborda un tema que, por desgracia, es muy real. En la narración se habla de pequeños que son obligados a trabajar. ¿Sabías que esto ocurre hoy en día en muchas partes del mundo? Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, en la actualidad existen 168 millones de niños y niñas que pasan sus días laborando en el campo, en las minas, en talleres, en fábricas y en casas. Algunos están en las calles vendiendo dulces o cigarros, lavando parabrisas o “cuidando” espacios de estacionamiento. Todos ellos lo hacen por necesidad, pues muchos son huérfanos o fueron abandonados; otros proceden de familias pobres y deben contribuir a la supervivencia de los suyos. Se trata, pues, de un problema económico. Sin embargo, al estar trabajando, esos niños y niñas dejan de estudiar y de jugar, además se exponen a riesgos y enfermedades. Por si fuera poco, se quedan sin infancia, sin esperanzas y, sobre todo, sin libertad. La libertad es uno de los valores más importantes del ser humano. No se trata de algo que debamos buscar o recibir. No es algo que esté “fuera” de nosotros, sino de un derecho que todas las personas, sin importar la edad o condición social, tenemos desde el momento de nacer y que ejercemos cuando podemos elegir, tomar decisiones, expresar una opinión y realizar nuestras aspiraciones y deseos. En el caso de los niños y las niñas, la libertad no significa hacer todo lo que queramos en el momento en que se nos antoje, sino de elegir lo que más nos conviene para ser mejores como individuos. Así, por ejemplo, ir a la escuela nos hace libres porque amplía las posibilidades de escoger la profesión o el oficio que nos gustaría ejercer en el futuro. Esto es algo que no pueden hacer los pequeños que son obligados a trabajar. También eres libre cuando evitas las drogas y el alcohol, pues al no estar encadenado a tales vicios tendrás una vida física y mental sana y, de esta forma, estarás en mejores condiciones para que tu existencia resulte más plena, satisfactoria y feliz.   ¿Y tú qué piensas…? • ¿Conoces en tu comunidad a niños que se hayan visto obligados a dejar la escuela para trabajar? • ¿Te consideras una persona libre? • ¿Crees que ser libre significa hacer todo lo que uno quiere? • ¿Piensas que hacer lo que te dicen tus padres te hace menos libre?  

La libertad es mi valor

Una persona libre se opone a todo lo que pretenda sujetarla a las decisiones de los demás cuando éstas invaden aspectos de su vida que no les corresponden. Al mismo tiempo, sabe acatar las reglas de su comunidad y proteger la libertad de los demás. Respeta los principios de convivencia y la dignidad de quienes lo rodean. Por otra parte, sus acciones y decisiones no están guiadas por los impulsos y no se dejan controlar por las emociones. Usan el recurso de la reflexión y el razonamiento para decidir qué les conviene hacer y miden las consecuencias de sus actos. Saben reconocer lo que sienten y no tienen temor de expresarlo: hablan con la verdad y buscan vivir en la verdad para ser independientes. La libertad no es una meta, es la búsqueda de un camino que se lleva a cabo desde la niñez y hasta la muerte. Un rasgo que define a los seres humanos es la posibilidad de determinar por sí mismos qué forma quieren darle a su vida y emprender las acciones para conseguirlo. Puede tratarse de asuntos sencillos, cómo lo que deseas hacer esta tarde. Pero también puede tratarse de asuntos grandes y complicados, como la profesión que te gustaría tener o el tipo de familia que quieres formar. A medida que crezcas los temas a decidir serán cada vez más importantes. En cada etapa tu libertad consiste en esa capacidad de elección. Sin embargo, tomar buenas decisiones no significa guiarte por el capricho o el deseo momentáneo, sino seguir un proceso cuidadoso. En primer lugar tienes que dedicarles el tiempo suficiente para analizarlas detenidamente. En segundo, hacer un plan ordenado para llevarlas a cabo. En tercero, considerar cómo afectan a los demás y su propia libertad. Estos pasos aseguran que tus decisiones libres sean decisiones responsables para contigo mismo y los otros. Conquistar la libertad consiste en quitarte las ataduras que te ponen los demás, pero tener siempre en cuenta las consecuencias de lo que haces. Por un momento es volar muy alto en el cielo; por otro, tener firmes los pies en la tierra.

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